Cuando un vehículo se desplaza a determinada velocidad y frena bruscamente, por más que el estado del sistema de frenos sea óptimo, sus neumáticos estén en buen estado y las condiciones del pavimento sean buenas, el vehículo se sigue desplazando en el mismo sentido en que viene circulando (inercia).
Esto es determinante para mantener una distancia prudencial de circulación entre su vehículo y el que lo antecede, pudiendo así reaccionar ante un hecho inesperado sin colisionar con él.
La distancia de parada o detención de un vehículo es la suma de otras dos:
El tiempo de reacción aumenta con el cansancio, alcohol, algunos medicamentos y factores que actúan directamente en nuestro estado de ánimo o sistema nervioso central. Durante este tiempo se recorre una distancia a la cual se le denomina distancia en tiempo de reacción.
Dibujo de un vehículo visto de arriba donde se muestra con flechas “Distancia de acción”, “Distancia de frenado” y abarcando ambas fechas “DISTANCIA TOTAL DE DETENCIÓN”.
Es la forma de conducir que pretende evitar accidentes de tránsito a pesar de las acciones incorrectas de los demás y de las condiciones adversas.
Para anticiparse a los peligros y tener tiempo para reaccionar, es fundamental cumplir con:
Es importante tener una buena visibilidad. El parabrisas delantero y la luneta trasera deben estar limpios y libres de objetos que obstruyan la visión, como por ejemplo las calcomanías.
Hay que levantar la vista y mirar a lo lejos, no siempre próximo al vehículo. Esto le permitirá anticiparse a lo que pueda suceder más adelante, como un vehículo averiado, un corte de tránsito o cualquier otro obstáculo.
Observe con regularidad los espejos retrovisores para saber lo que ocurre detrás y a los costados del vehículo.
Aun teniendo en cuenta los tres espejos retrovisores (el central y los laterales), siempre quedan espacios sin visión que se conocen como puntos ciegos.
En el entorno del vehículo existen varias zonas que no podrán ser divisadas por el conductor, desde la posición de manejo, a estas se las conoce como PUNTOS CIEGOS.
La existencia de los PUNTOS CIEGOS es generada por la estructura del vehículo, los parantes de las ventanas, la ubicación estructural de los soportes de carrocerías y la regulación de los espejos retrovisores.
Los puntos ciegos están distribuidos en el entorno y varían de acuerdo al vehículo, ubicación del conductor y posición de los espejos retrovisores.
En el caso de que se le aproxime una motocicleta, vea que percibirla es aún más complejo, ya que al ser un objeto de menor tamaño queda prácticamente oculta en su totalidad por la estructura del vehículo.